jueves, 31 de marzo de 2011

ALBACETE 1-1 REAL MADRID 18/09/1994

De RM


18/09/1994
Tercera jornada : En Albacete (Carlos Belmonte)
S.D. ALBACETE - REAL MADRID C.F. 1-1
Árbitro : Daudén Ibáñez
Goles : Óscar García (80’)
Sanchís (77’)
S.D. ALBACETE :
Marcos; Coco, Santi Denia, Fradera, Sotero; Óscar García, Sala, Zalazar,
Cordero P. (Antonio L.A., min. 46); Alejandro (Andonov, min. 67), Dertycia.
(Entrenador: Benito Floro)
REAL MADRID C.F. :
Buyo; Quique S.F., Hierro, Sanchís, Luis Enrique; Míchel, Milla, Laudrup,
Martín Vázquez (Amavisca, min. 71); Dubovsky (Chendo, min. 37), Zamorano.
(Entrenador: Jorge Valdano)


El Madrid se estrelló contra su antiguo sistema

JOSÉ MIGUÉLEZ, - Albacete - 19/09/1994

Floro logró enfriar al Madrid. El ritmo de los partidos disputados hasta ahora por el equipo de Jorge Valdano, tanto antes como después del comienzo liguero, había sido altísimo, lleno de remates y llegadas al área. Ayer, no. El Albacete, regido por las mismas pautas que guiaron al Madrid la temporada pasada, se lo impidió.En el primer tiempo, el Madrid lució la peor imagen que se le recuerda desde que aterrizó Valdano. En esa fase, los blancos apenas tuvieron la pelota, roto su centro del campo por la acertada presión de los jugadores del Albacete. Sólo se sacó de encima un remate a puerta, de Michel, y desde fuera del área. También nacieron en posiciones lejanas los otros cuatro disparos que efectuó el Madrid en ese periodo (salieron fuera del marco).


En la segunda mitad, y pese a que el equipo blanco al fin tuvo en su poder el balón, tampoco prodigó su presencia en el área rival. Fue su mejor fase y sólo realizó tres tiros, dos fuera y uno entre los tres palos, el gol de Sanchís.


La pizarra de Floro acogota al Madrid

19/09/1994

Caminaba el partido cansino hacia unas tablas de impotencia, la inflada comparación Valdano-Floro condenada a resolverse una vez más en las barras de los bares, cuando un zapatazo de Sanchis en las postrimerías acabó convertido en gol y, parecía, en balón de oxígeno para Valdano y su Madrid. Pero Floro no había escrito la última línea en su pizarra. La tantas veces criticada jugada ensayada -un córner abierto en busca de la volea- cuajó en el gol del empate. Un encuentro que se resolvió en un barullo táctico de 80 minutos concluyó en 10 minutos de garra, de 10 contra 10 (hubo un expulsado por bando). Y con ello, la Liga que empieza a estirarse. Porque, contemplando ya a los demás, con un punto más, está el Deportivo.Inmunes parecen los hombres de Arsenio. Los problemas que infectan a todos los favoritos -rebeliones de extranjeros, lesiones, arbitrajes polémicos- no parecen afectar al colectivo gallego, que ayer sudó tinta pero fue capaz de remontar un temprano gol del Racing en el Sardinero. Sin extranjeros y con Salinas marcando.

Oxígeno de verdad es el que recibió Pacho Maturana de los pies de Kiko y Caminero. El técnico colombiano ha empezado a apreciarlo que significa de verdad sentarse en el banquillo del Manzanares bajo el aliento incontenible de Jesús Gil. Ya en la tercera jornada el partido frente a la Real Sociedad tenía carácter de final, con un ultimátum coleando. Lo resovió con dignidad y abandona la vergonzante cola de la clasificación.

Una cola que también empieza a aclararse y a la que se están aclimatando, sobre todo, el Logroñés y el Valladolid, los dos únicos equipos que a estas alturas han sido incapaces de marcar un gol. Mientras Espárrago sigue dando margen a la confianza, el cuestionamiento de Paunovic continuará.



El "sistema Floro" se le atraganta al Madrid

Dos goles al final no salvaron la inoperancia reinante en Albacete

LUIS GÓMEZ, - Albacete - 19/09/1994


El Albacete vistió sistema Floro. Una semana le ha servido al técnico pródigo para sentar sus reales a la hora de tan llamativo estreno, sentado como estaba Valdano en el banquillo de al lado. La experiencia tuvo un aire efectista: ciertas cosas venden mejor en Albacete que en Madrid. Al descanso, Floro ya había ganado su partido porque tácticamente había reducido al Madrid a un estado de inoperancia casi generalizado. Otra cosa era ganar , objetivo para el que el Madrid parecía siempre mejor dispuesto aun cuando su primer disparo a puerta pudiera retrasarse durante casi 45 minutos. Dado lo sucedido en los cinco minutos más intentos del partido, aquellos en los que mediaron los dos goles, el público abandonó sus localidades coreando el nombre de Floro: el churro de Sanchis precedió a un golazo de Oscar. Ambas acciones apenas tuvieron ligazón con el partido, pero el efecto Floro era un hecho.El Albacete (o Floro) le dedicó al Madrid un espeso sistema de contención bajo el disfraz de procurarse el dominio de la pelota. Cinco hombres en el centro del campo uno de los cuales tenía puestos los cinco sentidos y los tacos de sus botas en Laudrup rindieron beneficio inmediato: el Madrid perdió sus líneas de comunicación y el Albacete se hizo dueño del balón. A partir de ahí, el encuentro entró en un asunto vidrioso. Perdido el Madrid, el Albacete sólo buscó la portería en contadas ocasiones. Fue más seguro que agresivo, incluso durante el largo lapso de tiempo en el que gozó de superioridad numérica. Pero dadas las circunstancias por las que atraviesa el club (con un conflicto en el banquillo a la primera joma.da), esa postura le auguraba una buena dosis de éxito.


A la espera de que el partido cobrase cierto pulso (lo tuvo tan sólo en los cinco minutos de entregoles) había tiempo para reflexionar sobre las verdades absolutas en el mundo del fútbol, teñidas en las tertulias como detalles tácticos. Resultaba ayer evidente que lo que provocaba irritación en otros escenarios parecía tener mucha mejor venta en Albacete. Sea así cómo diez pases consecutivos con todo el Madrid como testigo ausente fueron recibidos con alborozo por la afición local, acción colectiva que en el Bernabéu podía ser preludio de una sonora bronca según dónde y cómo finalizara. El Albacete jugó contra el Madrid, posiblemente Floro jugó contra Valdano y no al contrario, pero ninguno de los protagonistas maniobró adecuadamente para ganar el partido.

El Madrid viajó a La Mancha a conquistar dos puntos, no a hurgar en viejas heridas. Para los nuevos inquilinos del banquillo madridista, Albacete es uno de esos puntos inhóspitos de la geografía del campeonato susceptibles de medir el verdadero. calado del juego madridista. El Sporting de Lisboa cerró la pretemporada hace unos días a ojos del madridismo: la gente agradece un buen escaparate, pero a partir de hoy empieza a fijarse también en los precios. La demanda sugiere puntos sumados a los goles (una aritmética infalible), quiere observar dónde terminan las jugadas de salón en una situación de fuego real. Y el Albacete, rearmado moralmente con la presencia de Benito Floro, se presentó en el césped sin fisuras ideológicas. Lo suyo es luchar por sobrevivir.

En último extremo, ambos buscaron lo mismo: argumentos para seguir hablando. Uno con vistas a reafirmar su categoría. El otro, para no sentirse prematuramente deshauciado. Los puntos les ahorraban tener que abrir el capítulo de explicaciones porque nada es más tedioso que comenzar la Liga buscando excusas. En ese sentido, tuvo más peso el juego del Albacete porque el Madrid no pudo sacar provecho de su enorme superioridad técnica. Dirigidos por un colegiado desconcertante que pudo haber complicado el partido hasta extremos dignos de presidir la polémica de la semana, Madrid y Albacete terminaron abrazándose al empate.

El gol de Sanchis tuvo una respuesta tan rápida, terminante y espectacular que apenas modificó el conjunto del escenario. Si acaso apuntaló el buen estreno de Floro, más efectista que real, una ventaja táctica de la que no podía disponer Valdano. Al Madrid se le suponían los puntos y el juego. El resultado deja a cada uno con su tema: uno a rehabilitar al Madrid (y suma tres positivos en cuatro jornadas) y el otro a reflotar al Albacete (dos negativos). El duelo Valdano-Floro se diluyó con el pitido final posiblemente para el resto del campeonato. Difícil será que la próxima vez que se encuentren lo hagan en condiciones de igualdad.

De RM


Floro no quiso comparaciones

- Albacete - 19/09/1994

J. M., Benito Floro, el entrenador del Albacete, que ayer debutó en su segunda etapa en el equipo manchego, no quiso profundizar sobre las inevitables comparaciones tácticas que el duelo despertó. "Son aspectos muy subjetivos", dijo, "porque hay corrientes de opinión a favor y en contra de uno y otro sistema. Y esa comparación puede resultar subjetiva. Pero en líneas generales, creo que el duelo táctico estuvo equilibrado". Luego, inclinó, aunque de forma velada, la balanza de su lado. "Aunque si pones el potencial de uno y otro...", afirmó.

En su análisis del encuentro, el entrenador del Albacete indicó: "El resultado es bueno. Aun cuando considerados que pudimos haber obtenido la victoria. Fue un encuentro equilibrado en el que ambos conjuntos guardaron siempre la compostura. De hecho, las ocasiones de gol escasearon. Nosotros fuimos mejores en la primera mitad y el Madrid se fue hacia arriba a raíz de la expulsión de Antonio. Habría sido una pena perder al final".

El encuentro dejó un detalle paradójico: el gol del Albacete. Se produjo en una jugada a balón parado, una de las cruces de Benito Floro en su etapa en el Real Madrid. Floro tampoco quiso extenderse en este hecho: "En Madrid, se le dio tanta importancia a las jugadas a balón parado por el equipo del que se trataba. Aunque en realidad es cierto que supuso un poco de frustración no conseguir. excesivos de esta forma. El gol de óscar fue muy importante por el momento en que se produjo, el punto que nos dio y, sobre todo, la forma en que se logró".

Benito Floro, fue el protagonista de la jornada. Su salida al campo fue esperada con expectación por una treintena de fotógrafos, cámaras de televisión y micrófonos de radio. Cuando asomó por el terreno de juego, el campo del Carlos Belmonte le brindó una cerrada ovación. Luego, se dio la mano con Valdano y se sentó en el banquillo.


"El equipo está demasiado tenso"

Valdano acusa a sus jugadores de estar más pendientes del resultado que del juego

JOSÉ MIGUÉLEZ, - Albacete - 19/09/1994


Valdano detectó muchos problemas en su equipo. Sólo en la primera parte, pero muchos problemas. Entre otras cosas, le acusó de "estar demasiado tenso" de "estar más pendiente del resultado que del juego", de "jugar sin atrevimiento" y de no "entender siempre la camiseta que llevan". Un puñado de errores que ya no vio en la segunda mitad."Hicimos un primer tiempo decepcionante", indicó el técnico en el comienzo de su análisis, "y un segundo ilusionante. Nuestro trabajo ahora es desterrar esa primera parte que puede poner en peligro la ilusión que despierta este equipo". Valdano aseguró que el comportamiento de sus jugadores en el segundo periodo sí le satisfizo plenamente: "Entonces el Madrid ya fue más descarado, ejerció el dominio del partido y logró ponerse por delante en el marcador. Ese es el Madrid al que yo aspiro, aunque durante 90 minutos y no sólo en 45. Pero en algunos pasajes de esa fase, con un futbolista menos, jugó muy bien".

Luego, Valdano prosiguió con sus quejas por esos 45 minutos iniciales: "El equipo, en general, está demasiado tenso. Nos falta soltarnos un poco. Quiero que los jugadores entiendan siempre la camiseta que llevan. Durante el primer tiempo fue un Madrid demasiado formal. Luego ya se mostró algo más atrevido. En estos momentos, estamos más interesados en el marcador que en el juego y eso no es propio del Madrid".

El técnico se mostró satisfecho con el resultado, aunque es el apartado que menos le importa ahora. "Este es el momento de analizar el rendimiento del equipo más allá del resultado. Los puntos ya cobrarán importancia en el último cuarto del campeonato". Con todo, no pudo ocultar alegría por un dato contundente: el Madrid lleva 16 partidos invicto. "Es un hecho que nos hace sentir muy bien porque se traduce en respeto del rival. Pero ese respeto lo tenemos que mostrar y no ocultarlo como hicimos en la primera parte".

Pese a mostrarse contento por el comportamiento de sus jugadores en la segunda parte, Valdano no cuestionó la estadística que le indicaba que su equipo sólo había lanzado tres veces a puerta en ese periodo: "Es posible, pero tenemos el atenuante de actuar con un jugador menos. A veces, las ideas están demasiado trabadas. Pero lo que yo festejo de ese periodo es la capacidad de recuperación del equipo y su decisión para tomar la iniciativa. Nosotros sólo realizamos tres tiros, es cierto, pero el rival no existió en esa fase".

Sobre la posible dependencia que su equipo tenga de Laudrup, un detalle que acusó en la jornada de ayer, Valdano no se mostró de acuerdo: "El Madrid ha sabido jugar sin Laudrup y sin Redondo. No creo que tengamos dependencia de ellos. Lo que pasa es que un buen día de Laudrup te ayuda a resolver casi todos los caminos".

El gol del Albacete, logrado a través de una jugada estratégica, parecía callar una frase lanzada por Valdano el día anterior: "No me doy tanta importancia como para creer que desde una pizarra se puede ganar los partidos". El tanto de Oscar fue un gol de pizarra. "Pero para meterlo", se justificó Valdano, "hace falta que uno saque el córner así y otro remate de esa manera. Es decir, tiene que haber un Zalazar y un Óscar".


TRIBUNA: RICARDO GALLEGO

¿A quién defiende el árbitro?

EL QUIRÓFANO - RICARDO GALLEGO 19/09/1994


Defensa. Ambos equipos, como es habitual en los planteamientos de Floro y Valdano, utilizaron la zona como base de su sistema defensivo. El Albacete empleó para ello un número elevado de efectivos, pues a los defensas propiamente dichos hubo que sumarles todos los centrocampistas y un media punta. Todos formaron un entramado por el que el Madrid no supo introducirse. El equipo madrdista tan sólo jugó con cuatro zagueros que ejercían la labor defensiva.Ataque. Los dos conjuntos colocaron a un solo hombre como delantero nato, si bien el Madrid lo hizo por obligación, dada la expulsión de Luis Enrique. Los manchegos en ataque sólo tenían una opción: pase largo de Zalazar en diagonal a las bandas. Pero sólo marcaron a balón parado. En el primer tiempo, los de Valdano renunciaron a una de sus máximas (participar todos) e intentaron iniciar el ataque con balones largos desde atrás, saltándose la media. Tras el descanso jugaron todos y mejoraron en el control de juego.


El número 9. Tanto Dertycia como Zamorano ejercieron como únicas puntas de lanza de sus respectivos equipos. Se encontraron solos y cada vez que querían participar en el juego debían desplazarse fuera de su lugar en el campo. Hicieron un derroche de facultades, pero su efectividad fue casi nula.

Expulsiones. El desarrollo del partido se vio condicionado por el criterio del árbitro al juzgar ciertas acciones. Luis Enrique recibió la primera tarjeta en una jugada en la que se empleó igual que su oponente, Alejandro. La segunda, por una mano involuntaria, aunque cortó la trayectoria del pase. Antonio fue expulsado por una acción en la que propinó una patada de impotencia a Hierro. Pero lo curioso es que Sala, el jugador que hizo la entrada con peor intención y más peligrosa, terminó el partido con una tarjeta amarilla. La primera obligación del árbitro debe ser perseguir y castigar la violencia. Las mejorías arbitrales no sólo se consiguen vistiendoles de colores. Hay preocupación porque el portero no tenga un color parecido a los jugadores de campo, pero si el árbitro viste igual que uno de los equipos no sucede nada. ¿Verdad, Gracia Redondo?.


De RM


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